Design Credits:
ᵅᵈᵈᶦᶜᵗᶤᵒᶰ중독 Segments: Part One, Part Two, Part Three
╚►This month~♪
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╚►Something to say? :)
╚►Design Credits♥.
Nowhere in ourdreams..
The day before.
How about love?
《Nell–그리고, 남겨진 것들♬》
사실은 그래. 흩어지는데 붙잡아 뭐해
마음만 더 아프게
근데 이렇게 살아지는 게 어떤 의미가 있는 건가 싶긴해
가끔씩은 같은 기억 속에 서있는지
너의 시간 역시 때론 멈춰버리는지
랑은 어때. 다시 할 만해
사실 난 그래. 그저 두렵기만 해
This is all that I can say.
Paris ~EunHae~.
domingo, 21 de octubre de 2012 / 19:29
This is one of my favorites ;A;. Yes, I love Paris, it's incredible and magnificent. I visited Paris, one year ago, and still I can remember that special feeling that invades you when you're there. Hope you enjoy it! Comments are bellow all post or you can talk to me through the little and pink chat box :).
Paris.
De
entre los días peculiares y poco usuales de la vida de Lee Hyuk Jae, este era
uno especial. Especial significaba que era uno extrañamente ‘normal’,
cosa que definitivamente rayaba en su lógica y que, por cierto, ahora que lo
pensaba, le hacía sentirse como alguien más en medio de la masa humana que se
arremolinaba pudorosa esa mañana en la ciudad de Paris.
Aún
mientras intentaba terminar de cepillarse los dientes con una mano y meterse un
zapato con la otra, supo que aquel día iba a ser infinitamente largo y que, con
el sol del verano encima, iba a ser jodidamente extenuante. Claro, si es que
lograba llegar a tiempo para su trabajo.
Pero
el punto no era ese.
Todo
radicaba en que, tenía una especie de presentimiento –esos que su vieja abuela juraba,
eran su don- que le decía que algo iba a
pasar. Sabía que el que su teléfono de mano se hubiese descargado en medio de
la noche –y con él, la sagrada alarma que ponía todos los días de la semana a
las 6:25 a.m.- y que su vecino no se hubiese ido a bañar, en la ducha ‘patentada’
entre todos los que habitaban en ese piso -justo al final del pasillo, al lado
de su puerta y que no paraba de repicar con su maldito goteo incesante incluso
en sus sueños- a las 6:35, no era casualidad. Lee Hyuk Jae no era paranoico,
nada de eso, sólo es que, mirándose al espejo intentando acomodarse el cabello
teñido rojo que le caía desgarbado sobre el rostro delgado y famélico, aun no
podía creer que hubiese dormido tan profundamente hasta que el sol se hubiese
alzado en el cielo y le hubiera rebotado con un haz de luz directo en la cara.
Siendo
como era, se sentía algo extraño y cohibido. Pensándolo bien, no era como si se
hubiese levantado con el pie izquierdo, no, no, no; sino al contrario: su
felicidad espontánea era inexplicable y abrumadora. Era brillante, inquieta,
infantil.
Era
como si hubiese pisado de nuevo Paris por primera vez.
Lanzó
un vistazo furtivo hacia la única ventana que poseía el cuarto y a través del
vidrio polvoriento, alcanzó a ver la puntita de la torre Eiffel que no tapaba
el letrero exagerado y anticuado del hotel de enfrente. Suspiró. Malditos
costos elevados, maldito pequeño sueldo.
De
todas maneras, alzó su vieja mochila de cuero donde acostumbraba a cargar
algunos bocetos y uno que otro dulce y la colgó en su hombro. Repasó con la
vista cada rincón fugazmente para mirar si no había olvidado empacar algo y
guardó sus llaves en uno de los bolsillos traseros de su jean junto con la
billetera. Abrió la desaliñada puerta que conectaba su espacio personal casi
pulcro con el sucio pasillo de madera y, con una sonrisa estúpida insertada en
su rostro, decidió dejar de darle vueltas al asunto y salió de su pequeño y
antiquísimo departamento.
Y
así como cuando abres los ojos cada mañana y el reflejo del sol penetra tan
hondo en tus pupilas casi dejándote ciego y fascinado, chocó contra ella. Contra
aquella sonrisa torpe y blanca enmarcada entre aquel par de labios rosas que
gesticulaban un ‘lo siento’.
Entonces
lo supo, el por qué el destino mismo se encargaba de encajar cada una de las
piezas su rompecabezas, desenmarañando sin escrúpulos y deshaciendo su rutina
de manera tan brutal. La felicidad había escogido el lugar y momento preciso
para arrancarle el aliento.
Name: Melissa.
D.O.B: February 28th ♥.
Birthplace: Bogotá, Colombia.
Height: 1.60 mts /yes, too short/~,
Weight: 50 kg /yeees ♥/
Blood type: Is this necessary? ᄏᄏᄏ.
Favorite Color: Not sure. All colours are just precious, don't you think?
Music: As you can listen... yes. KPop xD, KBallads -lol-, KRock, KIndie(?), R&B. Will be adding new genders while i update, enjoy my favorite ones <3.
Favorite Food/Drink: Definitely... ICE CREAM C3>
Hobbies: Watching K-dramas? ᄏᄏᄏ.
Good at: Drawing, traveling(?) & singing -that's what my mom says-. In any case, good at LIVING ♥.
Paris ~EunHae~.
domingo, 21 de octubre de 2012 / 19:29
This is one of my favorites ;A;. Yes, I love Paris, it's incredible and magnificent. I visited Paris, one year ago, and still I can remember that special feeling that invades you when you're there. Hope you enjoy it! Comments are bellow all post or you can talk to me through the little and pink chat box :).
Paris.
De
entre los días peculiares y poco usuales de la vida de Lee Hyuk Jae, este era
uno especial. Especial significaba que era uno extrañamente ‘normal’,
cosa que definitivamente rayaba en su lógica y que, por cierto, ahora que lo
pensaba, le hacía sentirse como alguien más en medio de la masa humana que se
arremolinaba pudorosa esa mañana en la ciudad de Paris.
Aún
mientras intentaba terminar de cepillarse los dientes con una mano y meterse un
zapato con la otra, supo que aquel día iba a ser infinitamente largo y que, con
el sol del verano encima, iba a ser jodidamente extenuante. Claro, si es que
lograba llegar a tiempo para su trabajo.
Pero
el punto no era ese.
Todo
radicaba en que, tenía una especie de presentimiento –esos que su vieja abuela juraba,
eran su don- que le decía que algo iba a
pasar. Sabía que el que su teléfono de mano se hubiese descargado en medio de
la noche –y con él, la sagrada alarma que ponía todos los días de la semana a
las 6:25 a.m.- y que su vecino no se hubiese ido a bañar, en la ducha ‘patentada’
entre todos los que habitaban en ese piso -justo al final del pasillo, al lado
de su puerta y que no paraba de repicar con su maldito goteo incesante incluso
en sus sueños- a las 6:35, no era casualidad. Lee Hyuk Jae no era paranoico,
nada de eso, sólo es que, mirándose al espejo intentando acomodarse el cabello
teñido rojo que le caía desgarbado sobre el rostro delgado y famélico, aun no
podía creer que hubiese dormido tan profundamente hasta que el sol se hubiese
alzado en el cielo y le hubiera rebotado con un haz de luz directo en la cara.
Siendo
como era, se sentía algo extraño y cohibido. Pensándolo bien, no era como si se
hubiese levantado con el pie izquierdo, no, no, no; sino al contrario: su
felicidad espontánea era inexplicable y abrumadora. Era brillante, inquieta,
infantil.
Era
como si hubiese pisado de nuevo Paris por primera vez.
Lanzó
un vistazo furtivo hacia la única ventana que poseía el cuarto y a través del
vidrio polvoriento, alcanzó a ver la puntita de la torre Eiffel que no tapaba
el letrero exagerado y anticuado del hotel de enfrente. Suspiró. Malditos
costos elevados, maldito pequeño sueldo.
De
todas maneras, alzó su vieja mochila de cuero donde acostumbraba a cargar
algunos bocetos y uno que otro dulce y la colgó en su hombro. Repasó con la
vista cada rincón fugazmente para mirar si no había olvidado empacar algo y
guardó sus llaves en uno de los bolsillos traseros de su jean junto con la
billetera. Abrió la desaliñada puerta que conectaba su espacio personal casi
pulcro con el sucio pasillo de madera y, con una sonrisa estúpida insertada en
su rostro, decidió dejar de darle vueltas al asunto y salió de su pequeño y
antiquísimo departamento.
Y
así como cuando abres los ojos cada mañana y el reflejo del sol penetra tan
hondo en tus pupilas casi dejándote ciego y fascinado, chocó contra ella. Contra
aquella sonrisa torpe y blanca enmarcada entre aquel par de labios rosas que
gesticulaban un ‘lo siento’.
Entonces
lo supo, el por qué el destino mismo se encargaba de encajar cada una de las
piezas su rompecabezas, desenmarañando sin escrúpulos y deshaciendo su rutina
de manera tan brutal. La felicidad había escogido el lugar y momento preciso
para arrancarle el aliento.
This is one of my favorites ;A;. Yes, I love Paris, it's incredible and magnificent. I visited Paris, one year ago, and still I can remember that special feeling that invades you when you're there. Hope you enjoy it! Comments are bellow all post or you can talk to me through the little and pink chat box :).
Paris.
De
entre los días peculiares y poco usuales de la vida de Lee Hyuk Jae, este era
uno especial. Especial significaba que era uno extrañamente ‘normal’,
cosa que definitivamente rayaba en su lógica y que, por cierto, ahora que lo
pensaba, le hacía sentirse como alguien más en medio de la masa humana que se
arremolinaba pudorosa esa mañana en la ciudad de Paris.
Aún
mientras intentaba terminar de cepillarse los dientes con una mano y meterse un
zapato con la otra, supo que aquel día iba a ser infinitamente largo y que, con
el sol del verano encima, iba a ser jodidamente extenuante. Claro, si es que
lograba llegar a tiempo para su trabajo.
Pero
el punto no era ese.
Todo
radicaba en que, tenía una especie de presentimiento –esos que su vieja abuela juraba,
eran su don- que le decía que algo iba a
pasar. Sabía que el que su teléfono de mano se hubiese descargado en medio de
la noche –y con él, la sagrada alarma que ponía todos los días de la semana a
las 6:25 a.m.- y que su vecino no se hubiese ido a bañar, en la ducha ‘patentada’
entre todos los que habitaban en ese piso -justo al final del pasillo, al lado
de su puerta y que no paraba de repicar con su maldito goteo incesante incluso
en sus sueños- a las 6:35, no era casualidad. Lee Hyuk Jae no era paranoico,
nada de eso, sólo es que, mirándose al espejo intentando acomodarse el cabello
teñido rojo que le caía desgarbado sobre el rostro delgado y famélico, aun no
podía creer que hubiese dormido tan profundamente hasta que el sol se hubiese
alzado en el cielo y le hubiera rebotado con un haz de luz directo en la cara.
Siendo
como era, se sentía algo extraño y cohibido. Pensándolo bien, no era como si se
hubiese levantado con el pie izquierdo, no, no, no; sino al contrario: su
felicidad espontánea era inexplicable y abrumadora. Era brillante, inquieta,
infantil.
Era
como si hubiese pisado de nuevo Paris por primera vez.
Lanzó
un vistazo furtivo hacia la única ventana que poseía el cuarto y a través del
vidrio polvoriento, alcanzó a ver la puntita de la torre Eiffel que no tapaba
el letrero exagerado y anticuado del hotel de enfrente. Suspiró. Malditos
costos elevados, maldito pequeño sueldo.
De
todas maneras, alzó su vieja mochila de cuero donde acostumbraba a cargar
algunos bocetos y uno que otro dulce y la colgó en su hombro. Repasó con la
vista cada rincón fugazmente para mirar si no había olvidado empacar algo y
guardó sus llaves en uno de los bolsillos traseros de su jean junto con la
billetera. Abrió la desaliñada puerta que conectaba su espacio personal casi
pulcro con el sucio pasillo de madera y, con una sonrisa estúpida insertada en
su rostro, decidió dejar de darle vueltas al asunto y salió de su pequeño y
antiquísimo departamento.
Y
así como cuando abres los ojos cada mañana y el reflejo del sol penetra tan
hondo en tus pupilas casi dejándote ciego y fascinado, chocó contra ella. Contra
aquella sonrisa torpe y blanca enmarcada entre aquel par de labios rosas que
gesticulaban un ‘lo siento’.
Entonces
lo supo, el por qué el destino mismo se encargaba de encajar cada una de las
piezas su rompecabezas, desenmarañando sin escrúpulos y deshaciendo su rutina
de manera tan brutal. La felicidad había escogido el lugar y momento preciso
para arrancarle el aliento.
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We’re standing
in the same memory?
Paris ~EunHae~.
domingo, 21 de octubre de 2012 / 19:29
This is one of my favorites ;A;. Yes, I love Paris, it's incredible and magnificent. I visited Paris, one year ago, and still I can remember that special feeling that invades you when you're there. Hope you enjoy it! Comments are bellow all post or you can talk to me through the little and pink chat box :).
Paris.
De
entre los días peculiares y poco usuales de la vida de Lee Hyuk Jae, este era
uno especial. Especial significaba que era uno extrañamente ‘normal’,
cosa que definitivamente rayaba en su lógica y que, por cierto, ahora que lo
pensaba, le hacía sentirse como alguien más en medio de la masa humana que se
arremolinaba pudorosa esa mañana en la ciudad de Paris.
Aún
mientras intentaba terminar de cepillarse los dientes con una mano y meterse un
zapato con la otra, supo que aquel día iba a ser infinitamente largo y que, con
el sol del verano encima, iba a ser jodidamente extenuante. Claro, si es que
lograba llegar a tiempo para su trabajo.
Pero
el punto no era ese.
Todo
radicaba en que, tenía una especie de presentimiento –esos que su vieja abuela juraba,
eran su don- que le decía que algo iba a
pasar. Sabía que el que su teléfono de mano se hubiese descargado en medio de
la noche –y con él, la sagrada alarma que ponía todos los días de la semana a
las 6:25 a.m.- y que su vecino no se hubiese ido a bañar, en la ducha ‘patentada’
entre todos los que habitaban en ese piso -justo al final del pasillo, al lado
de su puerta y que no paraba de repicar con su maldito goteo incesante incluso
en sus sueños- a las 6:35, no era casualidad. Lee Hyuk Jae no era paranoico,
nada de eso, sólo es que, mirándose al espejo intentando acomodarse el cabello
teñido rojo que le caía desgarbado sobre el rostro delgado y famélico, aun no
podía creer que hubiese dormido tan profundamente hasta que el sol se hubiese
alzado en el cielo y le hubiera rebotado con un haz de luz directo en la cara.
Siendo
como era, se sentía algo extraño y cohibido. Pensándolo bien, no era como si se
hubiese levantado con el pie izquierdo, no, no, no; sino al contrario: su
felicidad espontánea era inexplicable y abrumadora. Era brillante, inquieta,
infantil.
Era
como si hubiese pisado de nuevo Paris por primera vez.
Lanzó
un vistazo furtivo hacia la única ventana que poseía el cuarto y a través del
vidrio polvoriento, alcanzó a ver la puntita de la torre Eiffel que no tapaba
el letrero exagerado y anticuado del hotel de enfrente. Suspiró. Malditos
costos elevados, maldito pequeño sueldo.
De
todas maneras, alzó su vieja mochila de cuero donde acostumbraba a cargar
algunos bocetos y uno que otro dulce y la colgó en su hombro. Repasó con la
vista cada rincón fugazmente para mirar si no había olvidado empacar algo y
guardó sus llaves en uno de los bolsillos traseros de su jean junto con la
billetera. Abrió la desaliñada puerta que conectaba su espacio personal casi
pulcro con el sucio pasillo de madera y, con una sonrisa estúpida insertada en
su rostro, decidió dejar de darle vueltas al asunto y salió de su pequeño y
antiquísimo departamento.
Y
así como cuando abres los ojos cada mañana y el reflejo del sol penetra tan
hondo en tus pupilas casi dejándote ciego y fascinado, chocó contra ella. Contra
aquella sonrisa torpe y blanca enmarcada entre aquel par de labios rosas que
gesticulaban un ‘lo siento’.
Entonces
lo supo, el por qué el destino mismo se encargaba de encajar cada una de las
piezas su rompecabezas, desenmarañando sin escrúpulos y deshaciendo su rutina
de manera tan brutal. La felicidad había escogido el lugar y momento preciso
para arrancarle el aliento.
This is one of my favorites ;A;. Yes, I love Paris, it's incredible and magnificent. I visited Paris, one year ago, and still I can remember that special feeling that invades you when you're there. Hope you enjoy it! Comments are bellow all post or you can talk to me through the little and pink chat box :).
Paris.
De
entre los días peculiares y poco usuales de la vida de Lee Hyuk Jae, este era
uno especial. Especial significaba que era uno extrañamente ‘normal’,
cosa que definitivamente rayaba en su lógica y que, por cierto, ahora que lo
pensaba, le hacía sentirse como alguien más en medio de la masa humana que se
arremolinaba pudorosa esa mañana en la ciudad de Paris.
Aún
mientras intentaba terminar de cepillarse los dientes con una mano y meterse un
zapato con la otra, supo que aquel día iba a ser infinitamente largo y que, con
el sol del verano encima, iba a ser jodidamente extenuante. Claro, si es que
lograba llegar a tiempo para su trabajo.
Pero
el punto no era ese.
Todo
radicaba en que, tenía una especie de presentimiento –esos que su vieja abuela juraba,
eran su don- que le decía que algo iba a
pasar. Sabía que el que su teléfono de mano se hubiese descargado en medio de
la noche –y con él, la sagrada alarma que ponía todos los días de la semana a
las 6:25 a.m.- y que su vecino no se hubiese ido a bañar, en la ducha ‘patentada’
entre todos los que habitaban en ese piso -justo al final del pasillo, al lado
de su puerta y que no paraba de repicar con su maldito goteo incesante incluso
en sus sueños- a las 6:35, no era casualidad. Lee Hyuk Jae no era paranoico,
nada de eso, sólo es que, mirándose al espejo intentando acomodarse el cabello
teñido rojo que le caía desgarbado sobre el rostro delgado y famélico, aun no
podía creer que hubiese dormido tan profundamente hasta que el sol se hubiese
alzado en el cielo y le hubiera rebotado con un haz de luz directo en la cara.
Siendo
como era, se sentía algo extraño y cohibido. Pensándolo bien, no era como si se
hubiese levantado con el pie izquierdo, no, no, no; sino al contrario: su
felicidad espontánea era inexplicable y abrumadora. Era brillante, inquieta,
infantil.
Era
como si hubiese pisado de nuevo Paris por primera vez.
Lanzó
un vistazo furtivo hacia la única ventana que poseía el cuarto y a través del
vidrio polvoriento, alcanzó a ver la puntita de la torre Eiffel que no tapaba
el letrero exagerado y anticuado del hotel de enfrente. Suspiró. Malditos
costos elevados, maldito pequeño sueldo.
De
todas maneras, alzó su vieja mochila de cuero donde acostumbraba a cargar
algunos bocetos y uno que otro dulce y la colgó en su hombro. Repasó con la
vista cada rincón fugazmente para mirar si no había olvidado empacar algo y
guardó sus llaves en uno de los bolsillos traseros de su jean junto con la
billetera. Abrió la desaliñada puerta que conectaba su espacio personal casi
pulcro con el sucio pasillo de madera y, con una sonrisa estúpida insertada en
su rostro, decidió dejar de darle vueltas al asunto y salió de su pequeño y
antiquísimo departamento.
Y
así como cuando abres los ojos cada mañana y el reflejo del sol penetra tan
hondo en tus pupilas casi dejándote ciego y fascinado, chocó contra ella. Contra
aquella sonrisa torpe y blanca enmarcada entre aquel par de labios rosas que
gesticulaban un ‘lo siento’.
Entonces
lo supo, el por qué el destino mismo se encargaba de encajar cada una de las
piezas su rompecabezas, desenmarañando sin escrúpulos y deshaciendo su rutina
de manera tan brutal. La felicidad había escogido el lugar y momento preciso
para arrancarle el aliento.